11/1/12

EL CALDO DE PESCADO


Hoy analizo este caldo de pescado.


EL CALDO DE PESCADO.

Me escribe Mireia R. L. de Tarragona (España). Dice que ha leído las dos entradas tituladas “Guía de Emergencia para la Navidad” y “Entender a la tercera edad”. En ambas hablo del caldo vegetal.

Su consulta es referente al caldo de pescado que ella compra habitualmente. Me pregunta si es sano según la nutrición higienista.

Le respondo que no conozco todas las marcas y productos del planeta Tierra pero que eso tiene fácil solución. Le pido que me envíe una foto del producto y que me escriba la lista de los ingredientes que componen ese caldo vegetal.

No voy a entrar a valorar las marcas comerciales sino los ingredientes que componen un determinado producto. Y por sus ingredientes conoceremos su calidad.

Este es listado de ingredientes que lleva el caldo de pescado de esa marca y mí comentario a continuación:

  • Agua: como no especifica nada se entiende que es envasada sin cloro. Los que habéis leído la entrada sobre el agua ya sabéis que la de más calidad es la destilada, luego la osmotizada, la tratada con carbón activo, la envasada y la del grifo.
  • Sal de cocina yodada: los alimentos ya llevan la cantidad adecuada de sodio y potasio en unas cantidades equilibradas. Para la nutrición higienista sobra la sal y más si artificialmente se le ha añadido yodo.
  • Exaltador del sabor (E-621, E-635): no entiendo porqué hay que potenciar el sabor de los alimentos. Lo natural es aceptar el que tiene de origen. La verdad es que sí que lo entiendo: como los productos están desnaturalizados pierden no sólo sus propiedades (vitaminas, minerales, oligoelementos) sino también su sabor (se vuelven insípidos). Para solucionar el problema algún genio inventó el E-621 y el E-635. Se trata de aditivos alimentarios. El primero es glutamato monosódico (proteína hidrolizada o extracto de levadura) y el segundo 5'-ribonucléotido disódico. Se juntan ambos para potenciar por cuatro el glutamato monosódico y crear el llamado sabor umami (sabor gustoso). Son sustancias que nuestro cuerpo deberá eliminar para evitar intoxicarse a largo plazo. En Australia está prohibido el E-635. Por algo será.
  • Lactosa: si la leche no es un alimento saludable incluir lactosa me parece totalmente inadecuado. Más aún si eres intolerante a la lactosa. Este ingrediente sobra. O a lo mejor lo que sobran son cantidades ingentes de leche de los productores que se vende a bajo coste y se reutiliza sin ser necesario. Su función es endulzar el caldo y estabilizar las proteínas.
  • Proteínas vegetales hidrolizadas (soja y trigo): me imagino que si compras un caldo de pescado buscas encontrar pescado y no cereales y legumbres. ¿Alguien ha visto el pescado por algún sitio?
  • Merluza en polvo (0.1 %): vaya, aquí se encuentra el pescado. Un momento. Un 0.1 % de pescado no es ni el trozo que le doy yo a mí gato de aperitivo. ¿Y por qué está en polvo? Te lo cuento: las cantidades de pescado que no se pueden vender o que son de segunda calidad se deshidratan. Una vez que no tiene agua se convierte en polvo y se añaden cantidades tan insignificantes que necesitarás un microscopio electrónico para encontrarlo. Y si llevas gafas mejor ni lo intentes o te quedarás ciego. De nutrirte con esa cantidad te vas olvidando.
  • Extracto de levadura: es un producto residual de la elaboración de la cerveza y utilizado por la industria alimentaria como aditivo. En Alemania existe una polémica porque se confunde el glutamato monosódico con el extracto de levadura ya que el primero también se le conoce con el nombre del segundo. Sucede que la industria alimentaria aprovecha la confusión para introducir glutamato monosódico donde se etiqueta como extracto de levadura. Técnicamente legal pero no ético. El extracto de levadura es utilizado en las granjas ecológicas como sustituto de los antibióticos porque es un estimulante natural del sistema inmunitario.
  • Gambas liofilizadas en polvo (0.1 %): La liofilización es un método de deshidratación mediante la congelación y posterior gasificación a presión del hielo creado que se utiliza para obtener gambas solubles. Vamos, para que no te encuentres un trozo de gamba y te atragantes. Aunque con un 0.1 % ni una mosca se puede atragantar.
  • Concentrado de tomate: ni siquiera se dignan a meter unos tomates y triturarlos. El concentrado de tomate permite que de uno real se llenen 10 cajas de caldo de pescado de este. Ni calidad ni cantidad. Por no decir que el tomate es una fruta y que no hay que mezclar las frutas con ningún alimento como norma. Como excepción es otra cosa.
  • Cebolla deshidratada: no entiendo porqué deshidratan la cebolla si el agua que lleva es biológica y orgánica (permite asimilar el 100 % de sus nutrientes). Bueno, sí lo sé y te lo cuento: se deshidratan toneladas de cebollas por motivos de conservación (se compran de segunda calidad más económicas) y para disminuir su peso y volumen (puede llegar a disminuir 8 veces su peso original con lo que disminuye el coste del transporte y empaques). En otra entrada hablaré de la deshidratación.
  • Aceite de palma: es más económico que el aceite de oliva y el de girasol. Y de peor calidad ya que la mitad de su composición es una grasa saturada. Tomar eso y 5 filetes de carne juntos es lo mismo. Que se incluya en helados y margarinas entenderás que te engorden lo que no está escrito. Además de perjudicial para ti lo es para nuestro planeta ya que debido a sus plantaciones indiscriminadas las selvas tropicales están desapareciendo. El motivo principal es su utilización como biodiesel. Imagínate qué aceite se utiliza para las patatas fritas, en las hamburgueserías y en algunos restaurantes. Ahora ya sabes porqué engorda comer en esos sitios.
  • Zanahorias deshidratadas: sucede lo mismo que con las cebollas. Se prima el coste económico y el beneficio rápido por encima de la salud de las personas.
  • Especias: no dice cuales son por lo que es una incógnita.
  • Harina de trigo: su función será la de espesar para que cuando deposites el contenido de ese caldo en una cazuela parezca que hay hasta pescado y todo.
  • Puré de tomate deshidratado: aquí nos encontramos con tomate de verdad y no concentrado. Pero ni aún así. Ya comenté que el tomate no es correcto mezclarlo con alimentos y menos si está deshidratado.
  • Jarabe de glucosa deshidratado: si con la lactosa no ha quedado suficientemente dulce el caldo pues le añaden este componente que nutricionalmente no aporta nada.
  • Espesante (harina de semillas de algarroba y semillas de guar): más espesantes para dar una textura consistente al caldo de pescado. Ingrediente que también sobra.
  • Aromas (contiene soja): debido a la desnaturalización del caldo de pescado ni sabe a nada ni huele a nada por lo que precisa de un aromatizante para que huela bien y lo más parecido a pescado. ¿No es más fácil utilizar pescado para que sepa y huela a pescado?
  • Langosta deshidratada (0.001 %): vaya lujo que lleve langosta. Un momento, el 0.001 % es la diez mil milésima parte del aperitivo de merluza de mí gato. ¡Hay que ser un estafador de primera para decir que lleva langosta!
  • Extracto de vino blanco: no dice cuanto. Me imagino que una gota bien concentrada para que no te emborraches y que le da un toque exquisito. Me imagino que había que poner algo en los ingredientes y éste también está para rellenar sin ser necesario.
  • Azúcar: también conocido por sacarosa no se suele incluir cuando hay lactosa porque ésta última ya hace la función de endulzar. Es decir, nos encontramos con 3 endulzantes ninguno de ellos saludable y que únicamente nos aportarán calorías vacías de nutrientes.
  • Limón en polvo: el limón es un ácido y una fruta. Las frutas no deben mezclarse con las comidas. ¡Con lo bueno y depurativo que es el zumo de limón con agua de calidad y sin azúcar!
  • Azafrán: con un precio en 2010 de 1.000 € el kilo procedente de Irán se le pone la etiqueta de denominación de origen en España (no todo pero sí la mayoría) y se vende a 3.000 €. En algunos casos (no en todos) se utiliza cardamomo y en otros residuos de la planta en vez de los estigmas de la flor. Así que suponiendo que sea legítimo es poco probable o nada, diría yo, de que lleve azafrán. A no ser que sea un 0.00000000000000000000001 %. Entonces, sí.
  • Extracto de apio: unas hojas de apio aportarían vitaminas y minerales interesantes. Un extracto más bien aporta bien poco.
  • Contiene: gluten, soja, pescado, crustáceos, apio y lactosa: está bien que lo indiquen por las intolerancias a alguno de esos componentes. Pero realmente la cantidad es tan baja que dudo que tu cuerpo pueda reaccionar negativamente. Más bien se partiría en dos de la risa.
  • Puede contener trazas de frutos secos: esto significa que nadie analiza el contenido final del caldo de pescado para determinar exactamente lo que lleva. Seguramente el becario de turno se ha subido a una olla gigante y ha empezado a introducir todo lo que ha pillado hasta que ha llegado su hora del bocadillo. Al volver ha anotado lo que recuerda que ha echado y lo que no aparece como “puede contener…”.


Bueno, pues llegados a este punto tú misma puedes extraer igual conclusión que yo: este caldo de pescado ni es sano ni es saludable. Ni siquiera es un alimento. Vamos, que yo no se lo daría ni a mi gato. Es que es mí amigo y me cae bien. Y, como dijo el filósofo, lo que no quieras para tu gato no lo quieras para ti.

Si quieres un caldo de pescado tienes dos opciones:

1 – Lo compras de otra marca.

2 – Lo haces tú misma.

Mí consejo es que lo hagas tú misma. Así sabes que los productos que utilizas son de calidad.

Puedes utilizar como base mí caldo vegetal y añades el pescado que tengas.

El caldo de pescado puedes utilizarlo como entrante, como base de una sopa, como base de una paella de pescado, etc. Aunque la sustancia nutritiva se habrá quedado en el caldo puedes aprovechar tanto el pescado como las verduras (te aportarán fibra fundamentalmente).

Es todo.

Gracias por tu consulta, Mireia.

Un saludo.


JOSE, nutricionista higienista.


PD: Puedes leer esta entrada en inglés en:

http://hygienistnutrition.blogspot.com/2012/01/fish-stock.html


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